sábado, 4 de abril de 2020

La mayoría anhelaba un abrazo


            Hace unos días, uno de los cientos de whatsapps que recibí, uno era sobre “quien quiero ser durante el covid-19”.
            Traía como tres zonas: la zona  del miedo, en la que acaparo comida, me quejo todo el rato, reenvío todo los whatsapps; la segunda zona, la del aprendizaje, donde dejo de consumir compulsivamente, identifico mis emociones, contrasto las informaciones que me llegan antes de divulgarlas, tomo conciencia de la situación; y, finalmente, la zona de crecimiento, en la que pienso en los demás y trato de ayudar, pongo mis talentos al servicio de los demás, practico el sosiego y la paciencia y estoy siempre alegre.
             Al verlo le decía a Chefa que yo estaba en la zona de crecimiento. Ella me miró y se empezó a reír, esa sonrisa que le ilumina la cara y resalta esa mirada tan bonita que tiene y que me cautivó hace algunos años cuando nos conocimos. Y con ese tono de paz que ella transmite me dice: “cariño, mas te gustaría a ti estar en esa zona, pero mas bien estás en la de aprendizaje “. Pues, ¡muy bien!, desde esta zona que me encuentro voy tratar de compartir la experiencia de pastoral en cuarentena.
            Siempre que trabajo con los jóvenes de confirmación procuramos que el centro de todo el año sea Jesús y el Evangelio, haciendo hincapié en los valores solidarios del evangelio. Les hablamos y tratamos de trabajar lo importante que es que una sociedad tenga como valor principal el de ayudar al prójimo, de que lo importante no es el que más tiene económicamente si no el que lleva en su ADN el ayudar y darse a los demás. Es mas, la lectura de los Hechos de los Apóstoles, en el capítulo 4, es la primera que leemos juntos para que tomen conciencia del Evangelio llevado a una sociedad. Y muchas veces consigues llegar a esa conciencia que con 16 años es un cúmulo de hormonas en revolución. En la sociedad que hasta ahora ellos viven, los mensajes que le llegan expresan muchas veces todo lo contrario, y es difícil no caer en el desánimo cuando uno mismo es partícipe de todo lo que nos rodea: consumismo, competir por todo, con lo cual el prójimo queda en un último lugar.
            Y aquí estamos en este momento, en una situación casi de MATRIX. El sistema se resteó y empezamos a despertar todos. Decidimos mis compañeras y yo seguir con la catequesis de confirmación por whastsapp, con las limitaciones que eso tiene. El jueves a las 20.00h entramos en el whastsapp con un saludo. Para saber que están ahí ponen un emoticono y con eso Mary al final toma lista de los que participan. Para nuestra sorpresa, de los cerca de 50 jóvenes que tenemos, aparecieron más que en una sesión normal. Les pedimos que lean una oración publicada en el blog de la parroquia y escojan una frase que en estos momentos les llegue a su corazón. Pues bien, la mayoría trabajó y puso su granito de arena, al terminar les pedimos que para la semana siguiente pensaran algo que están descubriendo con el confinamiento, algo a lo que antes no le daban ningún valor y ahora sí.
            Pasó la semana y a las 20.00h ahí estaban todos esperando. Comenzó primero Dolores con una oración y empezaron a enviar lo siguiente: –“no sabía que podía echar tanto de menos a la gente con la que no puedo estar ahora, no sabía que iba a echar de menos una cena familiar, no sabía que podía echar tanto de menos a mis abuelos, no sabía que me podía llevar tan bien con mi hermana pequeña“, y así uno tras otro. La mayoría anhelaba un abrazo, unos besos, incluso el cole y la rutina de todos los días, alguno puso que no sabía que podía morir tanta gente al día y, ¡claro!, este maldito virus les ha hecho ver el verdadero valor de las cosas, y todos decían juntos: “podemos salir de esto”.
            Hay una pregunta que siempre les hago al empezar la confirmación: “¿que nos hace ser felices?“ Siempre sale el dinero, el dinero da la felicidad o ayuda a ser felices. Este día ni uno se acordó del dinero, porque el momento tan bestial que les ha tocado vivir de golpe les ha manifestado bruscamente que lo mas importante es el amor de la familia, los amigos y el prójimo, como nos decía Jesús: “Amarás al prójimo como a ti mismo “.
            Esta generación de jóvenes a diferencia de otras anteriores, que no se toparon con una situación de este calibre, sí se conciencian de la importancia de tener unos valores firmes, que ya no es algo tan abstracto como parecía, de que lo mas importante no es uno mismo, porque uno mismo en estos momentos no es nada si te pones enfermo, que vivimos en una sociedad donde todos tenemos que ayudarnos, que todos los que nos rodean de verdad importan.
       No creo que una vez salgamos de este momento se produzcan grandes cambios de cómo vivíamos hasta ahora, pero si pienso en estos jóvenes, que serán la sociedad del futuro, que serán capaces de darle la vuelta a la pirámide de valores, y se acercarán a una sociedad en la que vales por lo que eres y no por lo que tienes. En definitiva, el Evangelio de Jesús.


Javier Millán
Catequista e coordinador 
de Catequese de Confirmación

1 comentario:

  1. Como tú bien dices,tener a Chefa a tú lado ya te facilita una gran parte de tu vida..tienes un potente bastón en el que apoyarte en momentos difíciles, me alegro que esta situación también saque tu parte positiva e incluso divertida, la verdad el tiempo es lo más preciado que tenemos y casi nunca lo valoremos.
    En cuanto a las experiencias de los niños de confirmación..evidentemente esta situación que nos cambia a los que ya tenemos vivido más de la mitad de nuestra existencia..imagino que los adolescentes son el sector más vulnerable, los que por su edad pueden sacar un mayor aprendizaje de esta situación y espero que así sea..😘😘

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